Lo que me importa no es mi acercamiento a una realidad sino a un lenguaje. Me importa mucho el que habla, su modo de decir fabricará un mundo que percibiré o no. Lo que diga llega a ser verdad sólo sí primero lo ha sido su tono. No se trata de imágenes. Nunca ha sido mi asunto describir y hacer precisiones sobre un hecho más o menos truculento sino aplicar una escala de tonos como un pintor o un músico armonizan, el resto lo hará quien sea que me acompañe interesándose o no en mi palabra. La literatura trata sobre un lenguaje que yo escucho y que no siempre entiendo. Y el silencio –claro-, es lo más crucial: inicia o termina toda relación. Cuando alguien calla, todas sus palabras toman relieve para que yo sienta su peso verdaderamente cósmico.

Julio 3, 2011


viernes, 4 de noviembre de 2011

Uno cursi

La señal del amor

¿Te acuerdas la vez que te ibas y te dije:
“Si te vas, llévate contigo toda esa porquería tuya. Ese maldito gato. Y tu chingado nobody cares for me y tu mamie’s blues ponlos, ahora sí, en un tren fuera de mi máquina gramófono”.
Y en un arranque de vértigo alcancé el destornillador quieto en la mesa y lo clave aquí (el índice directo al pecho), en esta marca que tú me hiciste, y me retiré esa cosa con figura de sapo y al arrojártela grité con vena hinchada de mi cuello:
“Y también esta cosa llévala porque a mí me revientan las cosas inservibles”
Y salí sin ver la cosa que se retorcía a tus pies? Pues bien: la quiero de vuelta, con que: dónde está. ¡Dónde la tienes oliendo a mugre! ¿Qué, acaso crees que no sé cómo disfrutas estremeciéndote con fruslerías? Sigues siendo una anticuada. ¿Qué cocinas? Quieres darte prisa, debo llevarla ahora. Me siento tan ansioso. ¿Tendrás algún bocadillo? De pronto me siento tan débil… ¿Por qué tardas tanto? Por favor date prisa. Siempre estas causándome estos desvaríos ridículos. ¿De dónde has sacado esta silla? ¿Estás oyéndo? Pareces una lunática. Quieres apurarte, que me la exigen. Que me piden una garantía (a punto de perder el orgullo). Una señal de veracidad. Es de vida o muerte (ya está que arde de espanto). ¿Quieres terminar con esto y devolverme mi corazón?

No hay comentarios:

Seguidores

Este canalla es Morris

Mi foto
Lo mío, lo mío, no es nada. Un par de piecitas de Wim Mertens, un bolígrafo. Nada. Miles de síntomas. Lo que pienso por ahora es de lo más predecible porque la inteligencia es finita. Siempre ha sido la imaginación quien ha hecho la diferencia. La inteligencia siempre puede ser una virtud, también una perversión. La imaginación sólo posibilita un futuro menos arduo.